Julián Romero de Ibarrola

El maestre de campo Julián Romero. ¡Casta, genio y figura!.

Alférez de España.  Autor: Ferrer Dalmau, Augusto

Julián Romero de Ibarrola, fue maestre de campo de los Tercios de Flandes. Militar del siglo XVI, una de las pocas personas de origen humilde que inició su carrera de soldado “mozo de atambor”, y alcanzo al final de esta el máximo empleo reservado en la milicia “maestre de campo”. Inmortalizado por el Greco y por Luís Roibal Tejedor fue nombrado comendador de la Orden de Santiago.

A Julián Romero, conocido también por “el Medio Hombre” o “el de las Hazañas” al igual que a Blas de Lezo, se le consideró uno de los más celebres y emblemáticos soldados de su época. En cualquier otro país habría sido un héroe, se le habrían erigido monumentos, dedicado obras literarias y quizás fuese el protagonista de guiones cinematográficos, pero no nos engañemos, nada de esto ha sucedido, y de seguro pocos presuman a distinguir su paso tan excepcional como brillante a través de las más fértiles páginas escritas de nuestra historia.

Nació en Huélamo (Cuenca) en 1518, hijo de Pedro de Ibarrola, un hidalgo maestro de obras natural de Puebla de Aulestia en Vizcaya y de Juana Romero, natural de Huélamo, de los hidalgos de su apellido de la provincia de Cuenca. Procedía de la casa mayor de Ibarrola de Murelaga, en Vizcaya, fundada en 1404, por Juan Ochoa de Olaeta. Adopto el apellido materno en el pueblo de Huélamo (Cuenca).

Contrajo matrimonio con María Gaytán, hija de un capitán del ejercito, de los -Gaytán de Ayala-, con la que tuvo una hija, Francisca Romero, bautizada en mayo de 1571. En Flandes tuvo tres hijos ilegítimos, uno joven que murió siendo soldado en 1574, una hija llamada Juliana Romero, y otro hijo llamado Pedro de Ibarrola.

En 1534, a la edad de 16 años, partió de España en compañía de unos soldados que iban a embarcarse un año mas tarde, tras recibir instrucción en los Tercios de Italia, para la Jornada de Túnez organizada por el emperador Carlos V, haciéndose popular años más tarde de haber servido allí como "mozo de atambor" y mochilero.

En 1545, Enrique VIII se enfrentó a los rebeldes escoceses. Carlos V, aliado del rey de Inglaterra, acudió en su ayuda con sus Tercios. Con Pedro de Gamboa como maestro de campo, los soldados españoles entre ellos Julián Romero acudieron a la frontera de Escocia en 1545; dicho incidente fue resuelto con su brillante actuación en la batalla de Pinkie que tuvo lugar el 10 de septiembre de 1547 destacando como capitán de un regimiento, catastrófica fue sin embargo la actuación de los escoceses, quienes la llamaron "Sábado negro" al dejarse casi 15.000 muertos y 2.000 prisioneros. 
Su nombre destacó y alcanzó mayor brillo en 1546 tras participar en un duelo en nombre de su entonces maestre de campo. El combate fue contra otro español el capitán Antonio Mora, al servicio del rey francés; se celebró con gran expectación en Fontainebleau en presencia de Francisco I y su delfín, saliendo victorioso Julián Romero después de una prolongada lucha. El rey inglés le recompensó armándole caballero con derecho a blasón y feudo "Sir" y le nombró capitán. En 1551 decidió rechazar el "status" alcanzado tras aquella gesta a razón de la situación de enconamiento entre Inglaterra y España por motivos religiosos, Julián deseaba volver al servicio de su emperador.

Consumado duelista, amasó una pequeña fortuna, más cuando pudo volver a España se le reconoció el titulo otorgado por el rey ingles. Se dirigió a Flandes donde cayo prisionero en Dinant de donde consiguió salir al cabo de dos años, canjeado por otros prisioneros. Por su experiencia y alto grado de pericia en el conocimiento de nuestro entonces mayor rival que fue Inglaterra, recibió la importante misión de proteger al Príncipe de Asturias, Felipe II, en su visita para contraer nupcias con María Tudor, frustrando un atentado contra el príncipe, matando en el lance a cinco adversarios.

En 1551, junto al también famoso militar Sancho de Londoño, dirigió las fuerzas españolas que vencieron a las francesas en la batalla de Gemmingen. Pese a que los españoles se encontraban en inferioridad numérica frente a los franceses, vencieron con 500 arcabuceros y 300 mosqueteros. Fue quien ideó las "Encamisadas", autenticas operaciones especiales nocturnas.

Julián Romero se hallaba en Gante en 1552 cuando defendió las tierras del Principado de Lieja. En 1554 participó en la campaña de Picardia, hallándose en la defensa de Dinant; fue hecho prisionero por los franceses después de que capturaran la plaza, pero consiguió salir al cabo de dos años, canjeado de nuevo por otros prisioneros.

En la batalla de San Quintín 1557, tuvo una actuación destacada –su compañía capturo al Conde de Coligny, líder de los hugonotes–, donde sufrió la cojera de una pierna tras ser herido por una bala de mosquete. Por tal acción fue nombrado caballero de la Orden de Santiago en 1558 y Maestre de Infantería por Felipe II. Poco más tarde al mando de una compañía de arcabuceros combatió en la batalla de Gravelinas.

Al ser asediada Malta por los turcos en 1565, Felipe II envió los Tercios de Italia en su socorro, encontrándose allí con rango de capitán Julián Romero, cuya compañía se hallaba guardando Siracusa.

A causa del fallecimiento de Melchor de Robles en septiembre, Julián Romero le sustituyó en el cargo de maestre de campo del Tercio de Sicilia.

En 1567 estalló el motín de Flandes y el Duque de Alba, al frente de cuatro tercios recorrió el Camino Español en socorro de la guarnición de Flandes. El duque de Alba le ordenó que lo acompañase para contener una rebelión en los Países Bajos encabezada por Guillermo de Orange, y creó para el cargo de Sargento Mayor General del Ejército. Así, Julián Romero marchó a Flandes encabezando el Tercio de Sicilia y participando en diversas acciones en los primeros años de guerra, en los que mostró su valerosa instrucción bélica en acciones muy destacadas: fue herido en un brazo en el asedio a Mons por un tiro de arcabuz; perdió un ojo en la toma de Haarlem, un importante núcleo protestante; apaciguó un motín de las tropas españolas en Utrech, socorrió a Sancho Davila en el cerco de Amberes, y mas tarde, sus tropas protagonizaron el terrible saco de Amberes.

En agosto de 1572, Julián Romero fue designado por Felipe II miembro del Consejo de Guerra en Flandes, destacando en esta labor en el periodo comprendido entre la muerte de Luis de Requesens, y la llegada de Juan de Austria como nuevo gobernador de los Países Bajos. Tras 43 años de servicio, de ellos nueve años de guerra en Flandes, Julián solicitó al rey que le concediese una "castellanía", título que le hubiese servido para volver con su familia, pero no le fue concedida. Aquel año de 1569 hubo una gran discordia por la castellanía de Hedin. La quiso Helfault y Blondeau y también Julián Romero. El Duque de Alba apoyó su nombre cerca de Felipe II. Alba no recomendó a Julián por solo favorecerle. Trató de llevar al ánimo del monarca un criterio que encontró oposición por parte de algunos en el Consejo.

Al mando de seis mil hombres Julián Romero salió de Alessandria al amanecer del día 13 de octubre de 1577. A pesar de su edad, de su cuerpo mutilado y sus muchas cicatrices, fue lleno de entusiasmo a cumplir una vez más la misión encomendada, y tras una hora de camino habiendo recorrido cerca de dos leguas, a la vista de la villa de Solero, cayó fulminado a los pies de su caballo muriendo como había vivido, como un soldado.

Dicen sus coetáneos que al embalsamar su cuerpo para su repatriación, hallaron que tenia el corazón: “sumamente grande y cubierto de pelo”. Tenia 59 años y dejó a su viuda una deuda de 8.000 ducados, pues cuando las tropas españolas de Utrecht se amotinaron por causa de la falta de avituallamiento y al no recibir sus soldadas (salarios), Julián Romero mediando en el asunto consiguió que nuestros veteranos se apaciguasen y cobraran...., Julián estuvo pagando los sueldos de sus hombres desde aquel momento.

Según estudios que intentaron aclarar las causas y circunstancias que rodearon su muerte, se pudo deducir que en estas citas:

-Murió Julián Romero de súbito: “de ensalmo”-, como se dice, pues parece que se atribuía una muerte repentina normalmente a quienes tenían curadas sus heridas por ensalmadores. Fue quizás porque, ademas de salmodiar sus conjuros, aplicaban, estos curanderos, a las roturas, unas vendas de pergamino, que, en casos, constreñían la circulación y provocaban embolias.

Julián Romero marchaba a caballo, al frente de todo su ejercito, camino de Flandes, -"cuando de repente, beso el suelo, fulminado"-. Entre los cronistas coetáneos, se recogen los testimonios siguientes: Carnero, dice que murió de apoplejía, y Del Rio, que de congestión sanguínea; Ossorio entiende que una dolencia maligna le corto la respiración, esto es, por asfixia, sin determinar la causa. Strada piensa que no cayó al suelo derribado por el mal, sino que falleció a consecuencia de una caída cuando iba cabalgando. Se ha supuesto que, el morir de repente, fue quizás por ensalmo, es decir, porque sus heridas habían sido tratadas, en alguna ocasión, como parece ser que se hizo, y era costumbre, según testimonio de Lope de Vega: -“con aceite de candil y con ensalmos nos cura”-.

También se observo entonces, que Julián tenia el corazón de gran tamaño y velludo. Qué fue hombre de gran corazón y de pelo en pecho, no hay duda. Pero, ¿qué significa esto? No es tan solo que, en los reencuentros, se le crecía el corazón, pues Julián tuvo fama de ser valeroso, pero no temerario.

Cuando, antaño, se hablaba de ese “gran corazón”, era para significar coraje o magnanimidad. Pero sabido es el crecimiento que sufre el corazón en pacientes cardiacos, a medida que se hace más grave su dolencia. Tras lo cual podríamos confirmar que la muerte súbita de Julián Romero no obedeció a congestión, sino, más bien, a una angina de pecho.

Para concluir podríamos añadir que así termino la vida de este excepcional soldado que mereció mejor trato en vida y mayor atención por parte de la historia.


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